Mi espacio sería tan simple como esta: mi habitación. Fue la primera que diseñé, la que pensé, la que pinté y decoré. Sabía exactamente donde para que el sol me llegara en la mañana y no en la tarde, donde poner mi cabecera de la cama y mi escritorio, lo que pintaría en las paredes, etc. Este fue mi primer atisbo de "arquitectura". Aun que nada me hizo presagiar que a cierta hora de la mañana y si mis persianas estaban abiertas y gracias al vidrio de mi ventana, se produciría esto: un arco iris personal.
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